Cada día la sostenibilidad ambiental propone a nivel global la producción de elementos biodegradables, alimentos orgánicos, energías limpias, impuestos y un sin número de inventos  para mitigar el impacto del hombre. Sin embargo, muchos son costosos hasta para los gobiernos y benefician a unos pocos, razón por la que Gunter Pauli ha impulsado (Economía azul) una propuesta ambiental que además de ser sostenible, satisface las necesidades básicas de todos, sin exclusión.

Traducido en  más de 35 idiomas, La economía azul (2011) es un libro, en el que el economista belga, expone una solución a la crisis actual en la que escasean los recursos naturales a una velocidad inesperada. Para ello, Pauli dice en su investigación que la solución es sencilla, pues tendríamos que retomar conocimientos y constumbres ancestrales teniendo en cuenta la sabiduría de la naturaleza para así emprender y alcanzar una meta completamente sostenible en la que…

de aplicarse en un grupo de cien iniciativas empresariales, se generarían cien millones de empleo en los próximos diez años.

Es ahí cuando de acuerdo con  Pauli, debemos ver hacía atrás y retomar saberes y modelos de comunidades indígenas y campesinas que se desarrollaron social, política y económicamente mientras respetaban sus espacios naturales, así como también otros principios naturales como la biomímesis, las leyes de la física y hasta lógica.

Ética ambiental

Aunque paresa muy filosófico, este es quizá uno de los principios más importantes de la Economía azul, velar por lo medios naturales y no darle cavidad al crecimiento industrial desenfrenado o el uso indiscriminado de los ecosistemas.  Y ¿dónde se aplica la ética ambiental? la solución es simple siempre y cuando este relato sistemático se adoptara como un medio universal, es decir que en espacios de aprendizaje los colegios y universidades aprendieran de la mano de las comunidades indígenas y campesinas que conservan practicas ambientalmente sostenibles y además conservan un modelo económico y político diferente al imperante.

Una lógica simple: trabajar con lo que tenemos

Una de las acciones que cuestiona la economía azul es la utilización de recursos no renovables como el agua cuando ya existen otras alternativas inagotables como la energía solar, eólica y hasta gravitatoria con las que se podría abastecer todo el planeta, de no ser por las trabas que han puesto los gobiernos para que las energías limpias no logren su auge mundial y de manera equitativa.

Leyes de la naturaleza

La economiza azul también propone el impulso de la ideas emprendedoras, sobretodo aquellas que son inspiradas en la lógica de la naturaleza y las especies que la conforman, como es el caso de la biomímesis. Ejemplo de ello las cebras, pues sus rayas blancas reflejan la luz y absorben menos calor, mientras que las rayas negras al contrario absorben el calor y debido a la diferencia de presión entre el aire caliente y el frió de las distintas rayas se crea unas microcorrientes que les reduce la temperatura hasta en 9 ºC.

Este caso inspiró al arquitecto sueco Andres Nysquit, quien diseñó la Casa de Daiwa en Sendai, Japón. Esta fue pintada con blanco y negro para así poder imitar los cambios de luz y oscuridad al estilo de las cebras. En total redujo 5ºC y logró un ahorro energético del 20%.

Economía azul en Colombia

En nuestro país ya existen algunos ejemplos a gran escala que han aplicado esta teoría, como sucede en La Miñoca, una granja experimental en la Región Cafetera de Colombia, donde decidieron utilizar el bambú,  material local de construcción resistente, mientras que otros lo consideran un símbolo de la pobreza. Estas granjas no tienen asbesto ni PVC y además cuentan con un dispositivo que mantiene los desechos sólidos y líquidos separados unos de otros. “Después de aproximadamente dos años de curado, los sólidos se usan como compost valioso en las tierras de cultivo. Este inodoro reduce las necesidades diarias de agua en la granja de 100 litros / día a 10 litros / día, ya que se usaron 80 litros / día para descargar”.

En esta granja también conocida como la granja modelo ZERI  se produce café (producto principal) algunas hierbas, té, champiñones, plátanos deshidratados y productos del bambú, un material con gran capacidad de reproducción y un alto valor ecológico, pues cada hectárea de bambú puede absorber nueve toneladas de CO2, y puede conseguir material estructural suficiente para construir nueve viviendas sostenibles y ecológicas.

 

Plogging, el deporte para recoger basura mientras corre
Cuatro inventos sostenibles hechos en Colombia
Categorías: Sostenibilidad.