Cada año acaban, aproximadamente, ocho millones de toneladas de plástico en los océanos y uno de los mayores contaminantes son los sorbetes o pitillos de plástico.  Sin embargo  un emprendedor en Vietnam (Tran Minh Tien) diseñó estos pitillos biodegradables, hecho con Lepironia articulata una hierba que se encuentra en áreas tropicales y subtropicales de Madagascar, sur de Asia, Australia y oeste del Pacífico.

De acuerdo con la  corporación Fenalco Solidario cada pitillo, el cual se fabrica en un minuto y es usado por un ciudadano para la bebida de líquidos durante máximo una hora, tardaría 1.000 años en descomponerse una vez que es desechado y culmina en los océanos donde los animales son intoxicados y afectados porque ingieren estos desechos por accidente.

Frente a esta problemática, varios países le han apostado a sus leyes para prohibir el plástico de un solo uso, mientras algunas empresas renunciaron a la distribución de los pitillos y algunas personas independientes como Tran le han apostado a buscar una alternativa totalmente biodegradable y asequible.

Aunque esta estrategia no aguanta más de una semana,  es recomendable realizar el respectivo corte, lavado y secado para luego ser hornearlo y ponerlo a disposición del mercado y así puede durar hasta   seis meses a temperatura ambiente y ponerlo a disposición del mercado.

A diferencia de los tradicionales estos no representan ningún daño para el medio ambiente ya que pueden ser desechados con los residuos orgánicos y estos se degradan de forma rápida con el tiempo.

De hecho su procedimiento es tan fácil como amigable con el medioambiente, solo se recoge la hierba, se lava y se hacen corte de 20 centímetros, luego se limpia el interior con una barita metálica delgada, se lavan por segunda vez y por último se envuelven en hojas de plátano.

Los sorbetes se pueden conseguir a través de la marca de Tran (Ong Hut Co), las cuales también se pueden conservar en el refrigerador hasta por seis semanas.

Desde el mismo país otros jóvenes ambientalistas crearon unos pitillos  hechos de tallos de bambú  (nada comprimido ni procesado). Son lavables y reutilizables. Sin embargo una de las desventajas es que toca lavarlos con   agua tibia y jabón  o con una escobilla de tuberías diseñado para este propósito.

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